"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
Publicado el 30 de Noviembre de 2024
Las Palmas asalta Montjuïc y amarga el 125 aniversario del Barça
No todas las fiestas terminan bien. Y la que debía ser una jornada gloriosa para el FC Barcelona, con la celebración de su 125 aniversario, acabó en desastre deportivo y emocional. Montjuïc, vestido para la ocasión, fue testigo de una derrota que dolió más allá del marcador. Las Palmas, un equipo humilde pero bien trabajado, se plantó con autoridad y precisión quirúrgica, dejando al Barça no solo sin puntos, sino sin excusas. Dos contragolpes letales, ejecutados por Sandro Ramírez y Fabio Silva, sentenciaron a un equipo azulgrana que mostró todas sus carencias. Ni el esperanzador empate de Raphinha sirvió para salvar una noche que quedará marcada como un golpe de realidad para los de Flick.
La jornada comenzó con aire de nostalgia y orgullo. El Barça lució una equipación especial, con pantalón blanco, evocando aquella primera indumentaria que usó hace más de un siglo. Pero los símbolos no juegan al fútbol, y desde el pitido inicial quedó claro que no sería una noche fácil. Las Palmas, lejos de amilanarse ante el ambiente festivo, salió a competir con las ideas claras. Compactos en defensa, agresivos en la presión y rápidos en las transiciones, los canarios demostraron que conocían cada debilidad del rival.
El Barça, en cambio, comenzó espeso, como si el peso de la historia le pesara en las piernas. La ausencia de Marc Casadó por sanción obligó a Flick a situar a Gavi como mediocentro, un papel que, pese a su entrega, no logró desempeñar con el equilibrio necesario. Dani Olmo quedó relegado al banquillo, y Pablo Torre fue improvisado como falso extremo izquierdo, con Fermín ocupando la media punta. Sin embargo, ninguno de los ajustes tácticos surtió efecto.
Las Palmas pronto avisó de sus intenciones. Sandro Ramírez, en una jugada magistral, dejó pasar el balón bajo sus piernas, descolocó a Íñigo Martínez con un amago y abrió un primer espacio de peligro. Aunque el remate final no llegó, el mensaje era claro: los visitantes estaban ahí para algo más que defender. En contraste, el Barcelona se mostraba torpe en la circulación y previsible en sus ataques. Los intentos se diluían en pérdidas y disparos sin puntería.
El momento crítico llegó con la lesión de Alejandro Balde, que tuvo que abandonar el campo tras un duro choque con Sandro. Su salida no solo mermó la banda izquierda, sino también la moral del equipo. Sin profundidad ni claridad, los azulgranas seguían atascados, mientras Las Palmas comenzaba a ganar confianza. Fue entonces cuando, en una de sus rápidas transiciones, llegó el primer golpe. Sandro, recibiendo un pase al espacio, enfrentó a Iñaki Peña y definió con la tranquilidad de un veterano.
El gol dejó tocado al Barça, pero no hundido. Flick movió el banquillo en busca de una reacción. Lamine Yamal entró por Pablo Torre, y Frenkie de Jong, recién recuperado, sustituyó a un Gavi desgastado. La apuesta surtió efecto momentáneamente. Pedri, uno de los pocos lúcidos, cedió un balón a Raphinha en la frontal, y el brasileño, con un trallazo inapelable, devolvió la esperanza A Montjuic.
Sin embargo, esa luz fue efímera. Las Palmas, lejos de desmoronarse, se mantuvo fiel a su plan. En una nueva contra, Fabio Silva aprovechó un error de Fort en la marca y batió a Iñaki Peña con sangre fría. Era el segundo tanto de los visitantes, y con él, la sentencia. El Barça, desesperado, se lanzó al ataque, pero la precipitación fue su peor enemiga. Ferran Torres tuvo una clara ocasión, pero Cillessen, monumental toda la noche, evitó el empate con una parada crucial.
El tiempo se agotaba y la frustración aumentaba. Las Palmas, consciente de su ventaja, empezó a jugar con el cronómetro, enfriando el ritmo del partido y desesperando a un Barcelona que parecía condenado a una derrota inevitable. Cuando el árbitro señaló el final, el 1-2 en el marcador era mucho más que un simple resultado.
Esta derrota no solo supone el primer tropiezo en casa para el Barça de Flick en Liga, sino que también marca el tercer partido consecutivo sin ganar, tras los tropiezos en Donostia y Vigo. La ventaja en la tabla, construida con tanto esfuerzo, comienza a desmoronarse. Las Palmas, por su parte, se lleva una victoria histórica, fruto de su valentía y precisión táctica.
El 125 aniversario quedará en los libros, pero no como el Barça esperaba. En lugar de una celebración, fue un recordatorio de que la gloria del pasado no asegura nada en el presente. Montjuïc, esa casa temporal que nunca ha sido un verdadero hogar, vivió una noche amarga. Y mientras Las Palmas celebraba su gesta, el Barça volvía a enfrentarse a sus propios fantasmas, con más preguntas que respuestas.
JMG