"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
EMPANADA EN BALAÍDOS
Publicado el 23 de Noviembre de 2024
En una noche de furia celeste y caos azulgrana, el FC Barcelona dejó escapar lo que parecía un triunfo seguro ante un Celta que nunca se rindió. Los de Hansi Flick, que llegaron a mandar por 0-2 gracias a Raphinha y Lewandowski, se desmoronaron en los últimos diez minutos. Un Alfon eléctrico y un Hugo Álvarez desatado firmaron el empate final, dejando al líder con sabor a derrota.
El encuentro arrancó como un duelo de épica medieval, con Balaídos como escenario de batalla. La música ancestral y la grada enfervorecida auguraban una noche difícil para el Barça. El Celta salió como un huracán, presionando con fiereza y creando peligro desde el primer minuto. Iago Aspas, siempre peligroso, rozó el gol tras una combinación de banda a banda, pero se topó con un inspirado Iñaki Peña.
El Barça, superado en intensidad y en ideas, apenas conseguía conectar pases en campo rival. Pero el fútbol, caprichoso, premió al equipo que menos lo merecía. Un error de Òscar Mingueza, que no midió un bote traicionero, dejó a Raphinha solo ante Guaita. El brasileño, frío como un verdugo, definió con clase para el 0-1.
El gol no cambió el guion. El Celta siguió siendo superior, jugando con la línea adelantada del Barça como si de un violín se tratara. Hugo Álvarez y Bamba desbordaban por las bandas, Aspas reclamaba penalti y Peña volaba para evitar un empate que parecía inminente. Los azulgranas sobrevivían como un náufrago en alta mar, sin capacidad para imponer su estilo.
Al borde del descanso, el teatro de Aspas y las protestas incendiaron aún más la grada. Gerard Martín, al borde de la expulsión, protagonizó una entrada que puso los corazones culés en un puño. La tensión era tan densa que podía cortarse con un cuchillo.
La reanudación trajo cambios en el Barça, pero no en el guion. Gerard Martín, ya señalado, dejó su sitio a Héctor Fort, aunque el sufrimiento continuaba. El Barça no encontraba aire bajo la presión asfixiante del Celta, mientras Peña se lucía como último baluarte. Y, cuando menos lo merecían, los azulgranas ampliaron la ventaja. Un nuevo error de Mingueza permitió a Raphinha robar el balón y asistir a Lewandowski, que con más insistencia que brillo, firmó el 0-2.
Balaídos enmudeció, pero sólo por unos instantes. Peña evitó que Alfon y Hugo Álvarez recortaran distancias en dos mano a mano consecutivos. Parecía que el Barça se marcharía con los tres puntos, pero el destino tenía otros planes.
Todo cambió en el minuto 80. Primero, un disparo al poste de Raphinha que pudo ser el 0-3. Después, la expulsión de Casadó por doble amarilla dejó al Barça con diez y al Celta oliendo sangre. Alfon, rápido y astuto, aprovechó un error clamoroso de Koundé para firmar el 1-2 en el 83'. Y, antes de que Flick pudiera reorganizar sus filas, Hugo Álvarez desató la locura en Balaídos con un golazo de pura clase en el área.
El Barça, desbordado y sin respuestas, agradeció que el taconazo de Borja en el tiempo añadido muriera en las manos de Peña. Balaídos celebró el empate como si fuera una victoria, y los azulgranas se marcharon cabizbajos, conscientes de que habían dejado escapar dos puntos de oro.
El Barça ha sumado solo un punto de los últimos seis, mostrando un bajón físico y mental que preocupa en Can Barça. Por su parte, el Celta sigue demostrando que, cuando Balaídos ruge, todo es posible.
JMG