"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
LíDER SÓLIDO
Publicado el 25 de Septiembre de 2024
La Liga sigue su curso, y el Barça, con Flick al mando, logró lo que se antojaba como un trámite pero terminó siendo un calvario en el Estadio Olímpico Luís Companys. Un solitario gol de Lewandowski, aprovechando un error garrafal de David Soria, bastó para sellar una victoria que podría haber sido mucho más plácida, si no fuera por la rocosa resistencia del Getafe y, cómo no, por esa inefable colaboración arbitral que siempre parece poner más piedras en el camino del líder.
No se puede negar que el Barcelona ha aprendido a sufrir. Lo demostró en los minutos finales de este partido, con un Getafe afilando cada bota y cada entrada, mientras el colegiado miraba hacia otro lado. Desde los primeros compases quedó claro que aquello no iba a ser un paseo. El Barça, que estrenaba titularidad de Iñaki Peña tras la dramática lesión de Ter Stegen, comenzó algo titubeante, con un Getafe que salió más agresivo de lo esperado, llevándose las primeras escaramuzas en la mitad del campo.
La grada coreaba a Iñaki Peña, y el joven guardameta respondió con solvencia a un cabezazo peligroso de Carles Pérez. El Getafe, fiel a su estilo, intentó frenar a Lamine Yamal de todas las maneras posibles, lícitas y no tanto. Sin embargo, en una de las pocas veces que el joven prodigio pudo escaparse, encontró a Koundé, que puso un centro envenenado. David Soria, nervioso, despejó mal, dejando el balón a merced de Lewandowski, quien no perdona ni en sus peores tardes. Un 0-1 que parecía abrir la senda del triunfo, pero nada más lejos de la realidad.
El Getafe se apretó atrás, como siempre, jugando a su fútbol, rudo y tosco, ensuciando el partido con cada falta y cada interrupción. Aun así, el Barça, líder sólido de la competición, tuvo ocasiones para cerrar el encuentro. Raphinha, capitán por un día, rozó el segundo con un tiro de falta que Soria despejó magistralmente. Y cuando parecía que la tranquilidad llegaba, el VAR, otra vez, demostró su poco interés por hacer justicia. Un penalti clamoroso, una patada a la altura del pecho de Lewandowski en el área, pasó desapercibido ante la mirada impasible del árbitro.
El equipo de Flick no desesperó, pero tampoco brilló. La segunda parte se convirtió en un interminable carrusel de faltas, protestas y tarjetas. Iñaki Peña, bajo los palos, demostró que está listo para el reto, mientras Iñigo y el jovencísimo Cubarsí se multiplicaban para evitar un empate que habría sido cruel, pero que no dejaba de sobrevolar el ambiente.
Con el Getafe empujando, y Borja Mayoral fallando una ocasión clarísima en el último suspiro, el Barça aguantó, como lo hacen los equipos que saben que ganar no siempre es cuestión de lucirse, sino de resistir, sufrir y sacar los partidos adelante. Siete victorias consecutivas y un liderato firme para un equipo que, bajo la batuta de Flick, sabe lo que es luchar cada balón como si fuera el último.
El camino hacia el título está lleno de trampas, pero este Barça parece dispuesto a sortearlas todas, una a una, con carácter, coraje y un Lewandowski que, como los grandes, aparece cuando más se le necesita.
JMG