"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
TRIUNFO EN VALLECAS
Publicado el 28 de Agosto de 2024
Vallecas, ese barrio de Madrid donde el fútbol se vive como un rito, fue testigo de una de esas batallas en las que el Barcelona, ahora bajo el mando de Hansi Flick, tuvo que arremangarse y mostrar sus credenciales para llevarse los tres puntos. Tras un verano lleno de incertidumbres y promesas a medio cumplir, el Barça se plantó en Vallecas con la necesidad de confirmar que los fantasmas del pasado han sido exorcizados, aunque sea de manera provisional. Con un 9 de 9 en su haber, los azulgranas dejaron claro que, por ahora, comandan una liga que muchos en la capital daban por suya antes de que el balón empezara a rodar.
La irrupción de Dani Olmo en el equipo fue crucial. En su debut con la camiseta del Barça, demostró que no solo había llegado para sumar, sino para liderar. Olmo, con la inteligencia y el olfato de los grandes, revitalizó a un equipo que, hasta su entrada, parecía navegar sin rumbo fijo. Su presencia en el campo dio al Barça el sentido ofensivo que le faltaba, ese empuje necesario para hacerse con el liderato de manera indiscutible.
Pero no todo fue fácil en Vallecas. Con varios lesionados aún por recuperar y fichajes que parecen estar siempre en el aire, Flick tuvo que apañárselas con lo que tenía a mano. Mantuvo el once que tan buenos resultados había dado en las dos primeras jornadas, aunque sorprendió al apostar por Gerard Martín en lugar de Balde. Un debut que el canterano no olvidará, en un estadio donde cada balón se pelea como si fuera el último.
El partido empezó con un Barça dubitativo, impreciso, que no encontraba su sitio en el campo. Mientras tanto, el Rayo Vallecano, impulsado por la emoción y la energía de su afición, se adueñó del juego. Tres aproximaciones bastaron para que los de Iñigo Pérez golpearan primero. Un centro desde la derecha, un remate certero de Unai López, y Ter Stegen ni la vio. El VAR confirmó lo que todos en Vallecas ya habían celebrado. Los primeros minutos del Barça en esta tercera jornada comenzaban con un marcador adverso.
Flick, desde el área técnica, movía la cabeza, contrariado. Sus jugadores levantaban los brazos, buscando explicaciones. La reacción no tardó en llegar, aunque no con la contundencia necesaria. Iñigo Martínez lo intentó con un cabezazo tímido tras un córner, una jugada que mostró la intención de enmendar errores, pero que no pasó de ser una mera intención. La primera parte fue un reflejo de lo que el Barça no quería ser: un equipo blando, falto de ideas y con una alarmante pérdida de balón. Solo Lamine Yamal, en la banda, parecía tener claro qué hacer, pero sus esfuerzos no bastaron para evitar que el Rayo se fuera al descanso con ventaja.
El entretiempo trajo cambios. Flick, consciente de que el partido se escapaba, decidió dar entrada a Dani Olmo, sacrificando a un Ferran Torres desacertado. La entrada de Olmo fue un revulsivo. Desde su primera intervención, el Barça fue otro: más rápido, más agresivo, con la chispa que le había faltado en los primeros 45 minutos. Olmo, con la energía y determinación de quien sabe que tiene mucho que demostrar, estuvo a punto de provocar un penalti en su primera incursión en el área rival. No fue penalti, pero el mensaje estaba claro: este Barça venía a por todas.
El equipo de Flick empezó a carburar. Raphinha probó suerte con una falta lejana, y hasta Lewandowski, hasta entonces desaparecido, se animó a buscar el gol. Pero fue Olmo quien rozó el empate con un disparo brutal desde fuera del área que se estrelló en el larguero. El Rayo, viendo que el partido se le escapaba, trató de reforzar su centro del campo, pero el Barça ya había tomado las riendas.
El empate llegó, inevitable, tras una combinación entre Raphinha y Pedri que culminó con el gol de este último. El Barça olía la sangre, y con un cuarto de hora por delante, el partido estaba para cualquiera. Y fue entonces cuando Lamine Yamal y Dani Olmo, esos dos jóvenes con hambre de gloria, se combinaron para que Olmo, con un remate cruzado de zurda, diera la vuelta al marcador. Justicia poética en Vallecas. El Barça de Flick, con más coraje que brillantez, salía victorioso de una plaza difícil, demostrando que, pese a las dudas, aún tiene madera de campeón.
JMG