"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
VICTORIA EN MESTALLA
Publicado el 18 de Agosto de 2024
El Barça arrancó la Liga con una victoria en Mestalla, un campo donde nunca es fácil llevarse los tres puntos, sobre todo con la atmósfera hostil que siempre recibe a los culés en Valencia. Una victoria en ese escenario tiene un sabor especial, más aún cuando el equipo está en pleno proceso de adaptación a la filosofía de Hansi Flick, que llegaba con más dudas que certezas. El resultado, sin embargo, dejó al técnico alemán con una sonrisa satisfecha y a su equipo con un impulso de confianza nada despreciable para empezar la temporada.
El partido, sin ser para enmarcar, tuvo esa contundencia pragmática que tanto gusta en Alemania: dos zarpazos de Lewandowski en momentos que hacen daño. El primero, justo antes del descanso, como si el polaco supiera que en esos instantes a las defensas se les baja la guardia. El segundo, apenas empezando la segunda mitad, cuando la concentración aún no ha vuelto del todo. Dos golpes precisos y mortales que sirvieron para darle la vuelta al gol inicial de Hugo Duro y, de paso, silenciar las bocas que llevaban días cuestionando la titularidad del ariete en favor del joven Pau Victor.
Tres puntos, sí, que valen oro en un equipo que llega con la autoestima tocada por una pretemporada caótica, repleta de lesiones y problemas burocráticos que todavía no se han resuelto. No hay que olvidar que Dani Olmo, fichaje estrella y uno de los que debería ser líder de este proyecto, sigue sin poder ser inscrito en LaLiga por los problemas en los despachos. Mientras tanto, en el campo, Flick tuvo que improvisar, sacando un once con lo que había y lo que quedaba sano. Así y todo, presentó un equipo decente, con Raphinha ocupando la mediapunta, tapando la inexplicable baja de última hora de Gündogan, que, por cierto, ya suena con fuerza en los rumores de salida. Dicen que el turco-alemán es un problema en el vestuario, y parece que Xavi, en su despedida, dejó claro que sería mejor cortar por lo sano.
Dentro del caos, surgió un joven que hizo callar a más de uno. Marc Casadó, un chico de La Masia, fue lo mejor del mediocampo, demostrando que en la cantera todavía se forman jugadores como Dios manda. Tiene lo que hay que tener: visión, control, y, para sorpresa de muchos, una llegada al área que casi le da un gol. Con la cara de un crío pero con la soltura de un veterano, Casadó se hizo con el centro del campo en un partido que, en teoría, le venía grande.
Eso sí, no todo fueron luces. El equipo sigue cojeando de las mismas piernas que la temporada pasada. Abusan del pase al pie, temen arriesgar con balones al espacio, y a veces, uno siente que la chispa en ataque brilla por su ausencia. En una de las pocas ocasiones en que decidieron probar algo diferente, Ferran filtró un pase en largo que dejó a Raphinha solo para forzar un penalti. De ahí salió el segundo gol de Lewandowski, el que cerró el partido y dejó a Mestalla en silencio. Pero estos destellos de lucidez son justo lo que Flick tendrá que trabajar para convertir en costumbre.
No obstante, la victoria tuvo algo de alivio y, sobre todo, de promesa. Flick sabe que su equipo no está para tirar cohetes, pero también que empezar ganando en un campo tan difícil es la mejor manera de construir credibilidad. La celebración efusiva del técnico con su ‘staff’ no fue casualidad: este partido era clave para ganar autoridad ante un vestuario que aún está a prueba. Si algo quedó claro en Mestalla es que los jugadores están dispuestos a seguir el camino que marca el alemán, y eso es una buena señal.
El Barça tiene un largo trecho por delante y no puede permitirse más tropiezos administrativos, especialmente con el mercado aún abierto y varios asuntos sin resolver. Pero, de momento, han dado el primer paso, y lo han hecho con carácter. El camino es largo, pero este primer golpe de efecto, en un estadio tan envenenado como Mestalla, marca el rumbo. Como decía Napoleón, empieza bien y ganarás la mitad de la batalla. Y en un club tan acostumbrado a los dramas, empezar con una sonrisa siempre es una buena señal.
JMG