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José Manuel Gómez

"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"

DEPORTES

ENGANCHADOS A LA LIGA

Publicado el 2 de Febrero de 2025

El Barcelona volvió a jugar con fuego, pero esta vez no se quemó. En un partido que arrancó con la indolencia de un equipo que parecía anestesiado, la segunda mitad sirvió de despertador. El Alavés, que no vino al Camp Nou a hacer turismo, planteó una trampa de la que el Barça tardó demasiado en salir. Pero lo hizo, y eso es lo que cuenta.

El primer tiempo fue un catálogo de errores. Ritmo lento, pases imprecisos, interrupciones constantes y un equipo azulgrana más preocupado por lamentarse que por jugar. Lamine Yamal intentó encender la mecha con una jugada maradoniana, siete regates en apenas unos metros, pero el chispazo se quedó en eso: un chispazo. No hubo continuidad, y el Alavés, bien pertrechado, conseguía adormecer el encuentro a su antojo.

Sin embargo, Flick supo leer la situación y en la segunda parte movió ficha. Entraron De Jong y Eric García por Casadó y Araujo, este último con tarjeta. Los cambios dieron fluidez a la circulación y el Barça, ahora sí, empezó a empujar de verdad. Fue en ese contexto cuando Lewandowski, siempre en el lugar adecuado, firmó el único gol del partido. No fue su tarde más brillante, sin espacios para maniobrar, pero el polaco sigue teniendo ese instinto que separa a los delanteros comunes de los depredadores del área.

A pesar de la mejora, el partido siguió siendo espeso. Gavi, fiel a su estilo, dejó el alma en cada balón, hasta el punto de necesitar la insistencia de Flick para aceptar su sustitución tras un choque de cabezas con Conechny. El Alavés, lejos de rendirse, intentó jugar sus cartas con un par de transiciones que, como casi todo su ataque, murieron en fuera de juego.

La victoria deja al Barça al acecho de Madrid y Atlético. No ha sido la exhibición soñada, pero en una liga donde cada punto es oro, lo importante era ganar. Y se ganó. Ahora, toca construir sobre lo positivo y dejar de regalar primeras partes al rival. No siempre habrá tiempo para reaccionar.


JMG


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