"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
Publicado el 18 de Febrero de 2025
No siempre se puede brillar y golear. Pero pocas victorias a lo largo de un campeonato son tan importantes como la lograda por el Barça ante el Rayo Vallecano. Bastó con un penalti transformado por Lewandowski para recuperar el liderato nueve jornadas después. A veces, los partidos se atragantan, y este fue el caso. Acertar, aunque sea desde los once metros, y mantener la portería a cero permitió regresar a lo más alto de la clasificación. ¡Y que dure!
El once de gala presentaba una salvedad. Hansi Flick, inflexible con la puntualidad, volvió a dejar fuera a Koundé y confió en el joven Héctor Fort para el lateral derecho. De Jong se afianzaba por delante de Casadó, y Gavi, por su estado de forma, se imponía a Dani Olmo en la titularidad.
Jugar en lunes tiene un punto antinatural. Enfrentarse a un Rayo Vallecano en puestos europeos, también. El desafío estaba servido y el Barça no podía desaprovechar la oportunidad.
Desde el pitido inicial, los azulgranas salieron con hambre. A los tres minutos, Lewandowski no pudo cabecear con precisión un centro de Raphinha desde la izquierda. Balde intentó poco después un eslálom que, de haber acabado en gol, habría derrumbado el Estadio Lluís Companys. La afición, fiel como siempre, llenó las gradas y empujó al equipo.
El asedio era constante. Raphinha tuvo otra ocasión clara, pero el gol se estaba cocinando. Finalmente, llegó tras un claro agarrón dentro del área de Pathé Ciss sobre Iñigo Martínez. El VAR tuvo que advertir a Melero López, y Flick no quiso mirar el lanzamiento de Lewandowski... Se ahorró un susto. El ‘killer’ polaco mandó el balón al palo antes de ver cómo entraba.
Lamine tuvo el segundo en sus botas, pero Batalla sacó una mano prodigiosa para impedirlo. Y de repente, apagón azulgrana. El Rayo demostró por qué está en la parte alta de la tabla y puso a prueba a Szczesny, quien sacó un disparo a bocajarro de Nteka. En la acción posterior, Álvaro reclamó penalti, pero el colegiado no lo consideró.
La polémica no cesó. Un gol anulado a De Frutos por fuera de juego posicional de Nteka despertó las protestas del Rayo. El Barça sufría. Justo antes del descanso, Iñigo Martínez tuvo que sacar bajo palos lo que parecía el empate.
A Flick no le debió gustar ni un pelo la ‘empanada’ de su equipo, pero optó por no hacer cambios de inmediato. Con Pedri como faro, los azulgranas intentaron recuperar el control. Una genialidad del canario habilitó a Lewandowski, pero el polaco no pudo definir.
El partido se volvió extraño. El Rayo se estiraba y Flick movió el banquillo: Koundé y Dani Olmo entraron por Gavi y Fort. Szczesny, de nuevo, salvó los muebles ante un disparo potente de Jorge de Frutos.
Dani Olmo intentó desnivelar la balanza con una plástica ruleta dentro del área, pero Raphinha, demasiado escorado, no pudo marcar. El brasileño tuvo otra, tras una gran transición del egarense, pero su disparo se marchó alto.
Eric García entró y se llevó la ovación del público tras un corte providencial. Ferran relevó a Lewandowski en la punta de ataque y Casadó entró por Frenkie para cerrar filas. El tiempo pareció ralentizarse en los minutos finales, con el Rayo buscando el empate a la desesperada. Incluso Batalla subió a rematar la última acción, pero el marcador no se movió más.
Fue un triunfo tan sufrido como trascendental. No hubo exhibición, pero el liderato volvió a casa. Y, a estas alturas, eso es lo que cuenta.
JMG