"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
BATALLA VUELTA A VUELTA
Publicado el 22 de Septiembre de 2024
El Gran Premio de Misano fue una de esas carreras en las que el infierno se desata vuelta tras vuelta, como si el asfalto conspirara para hacer caer a los héroes. Lo que debió ser un duelo épico entre Jorge Martín y Pecco Bagnaia se truncó pronto, cuando el bicampeón mundial de Ducati besó el suelo persiguiendo la gloria con más impaciencia que precisión. Mientras el box de Borgo Panigale contenía la respiración, Enea Bastianini, 'la Bestia', olía la sangre y ejecutaba un adelantamiento que ni el mismísimo Marc Márquez hubiese hecho mejor. Martín, que lideró durante 26 de las 27 vueltas, se vio obligado a ceder ante la furia de Bastianini, quien se lanzó sin contemplaciones para firmar la victoria 100 de Ducati en MotoGP.
El drama había comenzado cuando Pecco, buscando el ritmo imposible, cayó solo, sin la intervención de nadie más que sus propios fantasmas y unos neumáticos que, según él, no estaban "del todo bajo control". El eco de esa caída resonaba en todo el circuito Marco Simoncelli, pero lejos de detener el frenesí de la batalla, solo sirvió para que el espectáculo se tornara más despiadado.
Marc Márquez, que salía séptimo por una mala clasificación, peleó como el guerrero que siempre ha sido, remontando hasta un merecido tercer puesto. El catalán observaba con la frialdad de quien ha vivido mil batallas cómo Bastianini y Martín se jugaban la victoria con uñas y dientes. En el último suspiro, la Bestia se lanzó en la curva 4, aprovechando cada centímetro de asfalto como un depredador al acecho. Fue un adelantamiento al límite, tan sucio como glorioso. Martín levantó la mano, hizo un gesto que dejaba claro lo que pensaba, pero al final, con la adrenalina aún en las venas, le dio la mano a su verdugo.
"Un po' troppo, ¿no?" soltó Martín al llegar al podio, con esa mezcla de resignación y rabia de quien ha sido despojado de la victoria por una maniobra al filo de la legalidad. Sin embargo, ahí estaba, con 24 puntos de ventaja en el campeonato y el respeto de todos. Porque el liderato no es solo cuestión de ganar carreras, sino de sobrevivir a cada embestida que te lanza el destino, y Martín lo sabe.
Mientras tanto, Bagnaia se lamía las heridas, incapaz de explicarse por qué había caído. "Iba forzando, sí, pero no puedo controlar todo", dijo, consciente de que el campeonato se le escapa entre los dedos. Ducati celebraba en el box la histórica victoria número 100, pero lo hacía con un ojo puesto en un mundial que ahora tiene un nuevo favorito. Y así, entre el caos y el honor, se escribe otra página del motociclismo, donde la línea entre la gloria y la derrota es tan fina como una trazada en la última curva.
JMG