"Explorando el mundo a través de la pluma y la poesía"
MÁRQUEZ CONQUISTA MISANO
Publicado el 8 de Septiembre de 2024
Misano, ese bastión sagrado para los pilotos italianos, se vestía de gala. En el aire flotaba el aroma a victoria anticipada, porque aquí, en su propio feudo, ‘Pecco’ Bagnaia, Marco Bezzecchi y toda la horda de ‘azzurri’ buscaban afianzar el liderazgo y sumar gloria. En cada curva de este circuito resuena el eco del gran Valentino Rossi, rival eterno de Marc Márquez, y los 89,678 fanáticos esperaban una fiesta de orgullo italiano. Pero lo que encontraron fue el renacer de una leyenda española.
Desde las primeras vueltas quedó claro que este no sería un día común. La carrera había sido declarada de lluvia, aunque el cielo solo amenazaba. Fue entonces cuando las primeras gotas, divinas y oportunas, cayeron sobre Misano. “Alguien allá arriba, seguro que Fausto Gresini, lanzó esas gotitas para mí”, confesó Marc Márquez, quien supo leer las condiciones como nadie, como solo un maestro puede hacerlo cuando el asfalto se vuelve traicionero.
La carrera comenzó con todos los pilotos montando neumáticos de seco. Pero cuando la lluvia comenzó a coquetear con la pista, algunos sintieron el pánico. Entre ellos, Jorge Martín, que optó por cambiar su Ducati por una con gomas de lluvia, cometiendo un error que le costaría la victoria, el podio y casi el liderato del Mundial. Mientras tanto, Márquez se mantuvo firme, concentrado en su dominio de la pista. Ese Marc que pilota sobre el espejo como nadie, se lanzó a por todas, mientras los demás titubeaban.
“Venga, Marc, nada que perder, todo que ganar”, pensó el ocho veces campeón del mundo cuando la pista comenzó a cambiar. Y fue entonces cuando el Márquez 2.0, el renacido, el hombre que volvía del exilio de las caídas y las lesiones, comenzó su magia. En solo tres vueltas, pasó de la novena a la primera posición, mientras sus rivales, como Bagnaia, aceptaban con resignación su destino.
El error de Martín fue el primer empujón, pero la determinación de Márquez hizo el resto. Con la pista en condiciones quebradizas, peligrosas, fue el único que no titubeó. Bagnaia, que pudo seguir su propio ritmo, optó por no arriesgar y asegurar puntos valiosos. Al final, fue el primero en felicitar a Márquez en el corralito, consciente de que hoy no había más remedio que inclinarse ante el genio.
“Ha sido Fausto desde allá arriba, lo sé. Esas gotitas cayeron justo cuando lo necesitaba”, bromeaba Márquez al recordar la remontada. Al pasar a Bagnaia, comenzó a liderar, y aunque las dudas lo asaltaban, su instinto siempre lo llevaba a tomar las decisiones correctas. Bajo condiciones extremas, incluso marcó la vuelta rápida, consolidando su victoria en uno de los escenarios más difíciles de la temporada.
Mientras Márquez celebraba su segunda victoria consecutiva de domingo en esta temporada, el mundo de las motos comenzaba a susurrar sobre la posibilidad de que el título aún no estuviera decidido. Con esta victoria, ha pasado de estar a 77 puntos de Martín a solo 53. ¿Es posible que estemos ante un nuevo asalto al trono?
El error estratégico de Jorge Martín le costó caro. Entrar a cambiar de moto fue una decisión que nadie comprendió. “Mi lucha es con ‘Pecco’, no debí obsesionarme con ganar el GP”, confesó Martín. Pero el daño estaba hecho, y mientras él veía cómo su carrera se arruinaba, Márquez aprovechaba cada segundo para abrirse paso hacia la victoria.
Bagnaia, por su parte, fue pragmático. “Hoy, Marc era invencible”, declaró el italiano. Sabía que forzar más de la cuenta no era necesario. Con la cabeza fría, optó por asegurar puntos y evitar riesgos innecesarios en su lucha por el campeonato.
Márquez lo tiene claro: “Me niego a pensar en el título”. Pero la realidad es que su recuperación ha sido asombrosa. Dos victorias seguidas, un dominio absoluto en condiciones complicadas, y un futuro que parece cada vez más brillante. “Nos quedan grandes premios por delante, podemos seguir mejorando”, aseguró. Y si algo ha demostrado Marc en esta temporada es que nunca se rinde. La batalla continúa, y en quince días, el destino vuelve a citarse en Misano.
JMG