MÁRQUEZ A LO MESSI
Publicado el 14 de Septiembre de 2025
En Misano, Marc Márquez volvió a convertir un domingo cualquiera en una página de historia. Lo hizo en la casa de Valentino Rossi, donde las gradas son amarillas y el aire aún guarda el eco de viejas batallas. Allí, bajo el sol del Adriático, el de Cervera dominó el GP de San Marino con esa mezcla de cálculo frío y genio improvisado que lo ha definido durante toda su carrera. Y, esta vez, añadió un guiño que atravesó el mundo: extendió su mono rojo desde el podio, como Messi alzó su camiseta en el Bernabéu en 2017. Un homenaje que no necesitó palabras para entenderse.
La carrera no fue un festival de adelantamientos —solo tres, todos suyos—, pero sí una guerra de nervios. Bezzecchi mandó desde la primera vuelta, como un anfitrión que no quiere ceder su mesa, mientras Márquez aguardaba, estudiando cada trazada. En la sexta vuelta, la puerta se abrió y el de Ducati se lanzó a por el liderato. A partir de ahí, el guion quedó en sus manos: un ritmo demoledor, sin fisuras, que hizo temblar hasta la última vuelta. Detrás, el Misano Circuit respiraba tensión pura.
Con este triunfo, el número 99 de su palmarés, Márquez acaricia su noveno título mundial. Japón puede ser el escenario del alirón: solo necesita sumar tres puntos más que su hermano Àlex en Motegi para cerrar una temporada que recuerda a sus años más salvajes, pero con una madurez que impresiona. En Ducati saben que ganar en Mugello y Misano en el mismo año es mucho más que estadística: es conquistar el corazón de la tifoseria en su propio terreno.
El fin de semana dejó también el mejor Bezzecchi de siempre: pole, victoria en el sprint y segundo el domingo. Pero ni su fin de semana perfecto pudo con un Márquez que parece haber recuperado la versión más afilada de sí mismo. Lo demuestran los números: 11 victorias en 16 grandes premios y un récord de 512 puntos que ya supera la marca histórica de Jorge Martín.
La imagen del mono rojo extendido frente a las gradas no fue solo un homenaje a Messi, sino una declaración de intenciones. Márquez no solo quiere ganar títulos: quiere dejar huellas. Misano fue eso, una huella más en el asfalto y en la memoria del motociclismo. Japón espera ahora el grito final de un campeón que parece destinado a cerrar su noveno mundial a lo grande.
JMGH