SIN DUDAS
Publicado el 13 de Abril de 2025
Marc Márquez ya no gana carreras. Gobierna domingos. En el desierto de Catar, donde tantas veces se entierra la esperanza y solo sobrevive el talento de leyenda, el ocho veces campeón del mundo ha firmado su tercer triunfo en cuatro grandes premios con la Ducati Desmosedici GP25. Una victoria férrea, de ritmo, de inteligencia, de cálculo... y también de guerra.
La victoria número 91 de su carrera llegó como suelen llegar las del mejor Márquez: tras superar un comienzo complicado, lidiar con rivales que quisieron plantarle cara y apretar los dientes cuando los neumáticos dijeron basta. En Lusail, el piloto de Cervera volvió a ser ese general que no se inmuta en el fragor de la batalla y que, llegado el momento, dicta sentencia sin contemplaciones.
Nada más apagarse el semáforo, Márquez salió como una exhalación. Pero en la frenada de final de recta, se tocó con su hermano Álex, lo justo para perder la iniciativa y permitir que Franco Morbidelli, en una Desmosedici del VR46, tomara la cabeza de carrera. Detrás, Maverick Viñales cuajaba una gran salida y se colocaba cuarto tras 'Diggia'.
En las primeras vueltas, Morbidelli intentó la fuga. Llegó a tener más de un segundo y medio de ventaja, mientras Marc resistía el ataque de Bagnaia y estudiaba cada detalle del circuito con una mirada que decía: "esto es largo". Fue entonces cuando empezaron los incidentes: toque entre Álex Márquez y Di Giannantonio, 'long lap' para Álex, caída de Jorge Martín con susto incluido, y muchos pilotos empezando a sufrir con la goma trasera.
A trece vueltas del final, todo cambió. Viñales superó a Márquez y fue a por Morbidelli con un ritmo endiablado. Lo logró. Se puso primero y arrastró con él al propio Marc, que también dejó atrás al italiano. Parecía que la victoria se iba a jugar entre el piloto de KTM y el de Ducati... y así fue.
El duelo duró varias vueltas, con adelantamientos, rebufos y frenadas al límite. Pero cuando los neumáticos empezaron a gritar, Márquez subió una marcha más. Viñales cometió un pequeño error en una curva y el #93 no lo desaprovechó. Recuperó la cabeza y ya no la soltó.
Con pista limpia, tiró de galones, de técnica y de experiencia, marcó vueltas rápidas consecutivas y rompió la carrera. Bagnaia aprovechó para superar a Viñales y colocarse segundo… pero luego llegaría la sanción.
El Panel de Comisarios de la FIM anunció, tras la bandera a cuadros, una penalización de 16 segundos para Maverick Viñales por exceder el límite de presión de los neumáticos, en base al artículo 2.4.4.9 del reglamento. El piloto catalán, que había cruzado segundo, cayó finalmente a la decimocuarta posición.
El podio, por tanto, fue íntegramente para Ducati: Márquez primero, Bagnaia segundo y Morbidelli tercero, firmando un triplete para Borgo Panigale. Zarco, Aldeguer, Álex Márquez, Quartararo, Acosta y Bezzecchi completaron el top 10.
Con esta nueva victoria, Marc Márquez se asienta al frente del campeonato con una autoridad que recuerda a sus mejores años. Bagnaia le sigue, mientras Jorge Martín, aún convaleciente tras su caída, pierde terreno y, lo que es peor, confianza.
En un Mundial que está siendo tan físico como estratégico, Márquez ha demostrado en Catar que su lectura de carrera sigue siendo inigualable, que su ambición está intacta y que su Ducati, lejos de domarlo, le ha dado alas.
La próxima parada será Jerez. Y si hay un sitio donde Marc Márquez puede levantar a un país entero, es ese.
JMGH