El tiempo baja al pozo de las minas,
la luz se esconde en vetas de ceniza
y el grito de los hombres se oxida
en el hollín de un mundo que agoniza.
Hubo sudor, hubo pan y juramento,
callos en flor que desgarraron piedras,
fuego en los ojos, barro en los silencios,
y un canto de justicia entre las venas.
Por cada golpe, un alma que resiste.
Por cada túnel, un padre en la memoria.
Por cada sombra, un niño que persiste
en buscar su apellido entre la historia.
Tanta herida cuajada en los raíles,
tantas cruces sin nombre bajo tierra,
que el cobre no se olvida de sus mártires,
ni la mina del llanto que la encierra.
Pero aún late, bajo el polvo, el aliento,
y aún el cobre conserva en su caverna
la huella de unos pies hechos de viento
que no vendieron nunca su bandera.
José Manuel Gómez Hernández
Finalista III Certámen Nacional de Poesía Huellas de Cobre
Hermandad Sacramental Nuestra Señora del Rosario - Minas de Rio Tinto (Huelva)
Junio 2025